Lunes 5 de febrero 2024

Lunes 5 de febrero 2024

TIEMPO ORDINARIO
LUNES DE LA SEMANA V
Del Común de un mártir. Salterio I

5 de febrero

SANTA ÁGUEDA, virgen y mártir. (MEMORIA).
Sufrió el martirio en Catania (Sicilia), probablemente en la persecución de Decio. Ya desde la antigüedad se propagó su culto por toda la Iglesia y se introdujo su nombre en el Canon romano.

OFICIO DE LECTURA

INVITATORIO

Si ésta es la primera oración del día: V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona: Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: TESTIGOS DE AMOR

Testigos de amor de Cristo Señor, mártires santos.

Rosales en flor de Cristo el olor, mártires santos.

Palabras en luz de Cristo Jesús, mártires santos.

Corona inmortal
del Cristo total, mártires santos. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Sálvame, Señor, por tu misericordia.

Salmo 6 – ORACIÓN DEL AFLIGIDO QUE ACUDE A DIOS

Señor, no me corrijas con ira,
no me castigues con cólera. Misericordia, Señor, que desfallezco; cura, Señor, mis huesos dislocados. Tengo el alma en delirio,
y tú, Señor, ¿hasta cuándo?

Vuélvete, Señor, liberta mi alma,
sálvame por tu misericordia.
Porque en el reino de la muerte nadie te invoca, y en el abismo, ¿quién te alabará?

Estoy agotado de gemir:
de noche lloro sobre el lecho,
riego mi cama con lágrimas.
Mis ojos se consumen irritados, envejecen por tantas contradicciones.

Apartaos de mí los malvados,
porque el Señor ha escuchado mis sollozos; el Señor ha escuchado mi súplica,
el Señor ha aceptado mi oración.

Que la vergüenza abrume a mis enemigos, que avergonzados huyan al momento.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sálvame, Señor, por tu misericordia.
Ant 2. El Señor es el refugio del oprimido en los momentos de peligro. Salmo 9 A I – ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA

Te doy gracias, Señor, de todo corazón, proclamando todas tus maravillas;
me alegro y exulto contigo
y toco en honor de tu nombre, ¡oh Altísimo!

Porque mis enemigos retrocedieron, cayeron y perecieron ante tu rostro. Defendiste mi causa y mi derecho sentado en tu trono como juez justo.

Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío y borraste para siempre su apellido.

El enemigo acabó en ruina perpetua, arrasaste sus ciudades y se perdió su nombre.

Dios está sentado por siempre
en el trono que ha colocado para juzgar. Él juzgará el orbe con justicia
y regirá las naciones con rectitud.

El será refugio del oprimido,
su refugio en los momentos de peligro. Confiarán en ti los que conocen tu nombre, porque no abandonas a los que te buscan.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor es el refugio del oprimido en los momentos de peligro. Ant 3. Narraré tus hazañas en las puertas de Sión.
Salmo 9 A II

Tañed en honor del Señor, que reside en Sión; narrad sus hazañas a los pueblos;
él venga la sangre, él recuerda,
y no olvida los gritos de los humildes.

Piedad, Señor; mira como me afligen mis enemigos; levántame del umbral de la muerte,
para que pueda proclamar tus alabanzas
y gozar de tu salvación en las puertas de Sión.

Los pueblos se han hundido en la fosa que hicieron, su pie quedó prendido en la red que escondieron. El Señor apareció para hacer justicia,
y se enredó el malvado en sus propias acciones.

Vuelvan al abismo los malvados,
los pueblos que olvidan a Dios.
El no olvida jamás al pobre,
ni la esperanza del humilde perecerá.

Levántate, Señor, que el hombre no triunfe:
sean juzgados los gentiles en tu presencia.
Señor, infúndeles terror,
y aprendan los pueblos que no son más que hombres.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Narraré tus hazañas en las puertas de Sión. V. Enséñame a cumplir tu voluntad.

R. Y a guardarla de todo corazón. PRIMERA LECTURA
Del libro del Génesis 41, 1-17a. 25-43 LOS SUEÑOS DEL FARAÓN

Pasaron dos años, y el Faraón tuvo un sueño: Estaba en pie junto al Nilo, cuando vio salir del Nilo siete vacas hermosas y bien cebadas que se pusieron a pastar. Detrás de ellas, salieron del Nilo otras siete vacas flacas y mal alimentadas, y se pusieron junto a las otras a la orilla del Nilo; y las vacas flacas y mal alimentadas se comieron a las siete vacas hermosas y bien cebadas. El Faraón despertó.

Tuvo un segundo sueño: Siete espigas brotaban de un tallo, hermosas y granadas; y siete espigas secas y con tizón brotaban detrás de ellas. Las siete espigas secas devoraban a las siete espigas granadas y llenas. El Faraón despertó; había sido un sueño.

A la mañana siguiente, agitado, mandó llamar a todos los magos de Egipto y a sus sabios, y les contó el sueño; pero ninguno sabía interpretárselo al Faraón. Entonces, el copero mayor dijo al Faraón:

«Tengo que confesar hoy mi pecado. Cuando el Faraón se irritó contra sus siervos, y me metió en la cárcel en casa del mayordomo, a mí y al panadero mayor, él y yo tuvimos un sueño la misma noche; cada sueño con su propio sentido. Había allí con nosotros un joven hebreo, siervo del mayordomo; le contamos el sueño, y él lo interpretó, a cada uno su interpretación. Y tal como él lo interpretó así sucedió: a mí me restablecieron en mi cargo, a él lo colgaron.»

El Faraón mandó llamar a José. Lo sacaron aprisa del calabozo; se afeitó, se cambió el traje y se presentó al Faraón. El Faraón dijo a José:

«He soñado un sueño, y nadie sabe interpretarlo; he oído decir de ti que oyes un sueño y lo interpretas.»

Respondió José al Faraón:
«Sin mérito mío, Dios dará al Faraón respuesta propicia.» El Faraón contó su sueño a José. José dijo al Faraón:

«Se trata de un único sueño: Dios anuncia al Faraón lo que va a hacer. Las siete vacas gordas son siete años, y las siete espigas hermosas son siete años: es el mismo sueño. Las siete vacas flacas y desnutridas que salían detrás de las primeras son siete años, y las siete espigas vacías y con tizón son siete años de hambre. Es lo que he dicho al Faraón: Dios ha mostrado

al Faraón lo que va a hacer: Van a venir siete años de gran abundancia en todo el país de Egipto; detrás vendrán siete años de hambre, que harán olvidar la abundancia en Egipto, pues el hambre acabará con el país. No habrá rastro de abundancia en el país, a causa del hambre que seguirá, pues será terrible. El haber soñado el Faraón dos veces indica que Dios confirma su palabra y que se apresura a cumplirla.

Por tanto, que el Faraón busque un hombre sabio y prudente y lo ponga al frente de Egipto; establezca inspectores que dividan el país en regiones y administren durante los siete años de abundancia. Que reúnan toda clase de alimentos durante los siete años buenos que van a venir, metan trigo en los graneros por orden del Faraón, y los guarden en las ciudades. Los alimentos servirán de provisiones para los siete años de hambre que vendrán después en Egipto, y así no perecerá de hambre el país.»

El Faraón y sus ministros aprobaron la propuesta, y el Faraón dijo a sus ministros:

«¿Podemos encontrar un hombre como éste, que posee el espíritu de Dios?»

Y el Faraón dijo a José:

«Ya que Dios te ha enseñado todo esto, nadie es sabio y prudente como tú. Tú estarás al frente de mi casa, y todo el pueblo obedecerá tus órdenes; sólo en el trono te precederé.»

Y añadió:
«Mira, te pongo al frente de todo el país.»

Y el Faraón se quitó el anillo del sello de la mano y se lo puso a José; le vistió traje de lino y le puso un collar de oro al cuello. Le hizo sentarse en la carroza de su lugarteniente, y gritar delante de él: «De rodillas»; así lo puso al frente de Egipto.

RESPONSORIO Sb 10, 13. 14

R. La sabiduría no abandonó al justo vendido, sino que lo libró de caer en mano de los pecadores, hasta entregarle el cetro real * y el poder sobre sus tiranos.
V. Demostró la falsedad de sus calumniadores y le dio una gloria eterna.

R. Y el poder sobre sus tiranos.

SEGUNDA LECTURA

De la Disertación de san Metodio de Sicilia, obispo, sobre santa Águeda (Analecta Bollandiana 68, 76-78)

SU BONDAD PROVENÍA DEL MISMO DIOS, FUENTE DE TODO BIEN

Nos ha reunido en este lugar, como ya sabéis vosotros, los que me

escucháis, la celebración del aniversario de una santa mártir; su combate por la fe, tan conocido y venerado, es algo que históricamente pertenece al pasado, pero que, en cierto modo, se nos hace actual a través de los divinos milagros que un día tras otro van formando su corona y su ornato.

Es virgen porque nació del Verbo inmortal de Dios, Hijo invisible del Padre (este Hijo que también por mí experimentó la muerte en su carne), según aquellas palabras del evangelista Juan: A cuantos lo recibieron dio poder de llegar a ser hijos de Dios.

Esta mujer virgen, la que hoy os ha invitado a nuestro convite sagrado, es la mujer desposada con un solo esposo, Cristo, para decirlo con el mismo simbolismo nupcial que emplea el apóstol Pablo.

Una virgen que, con la lámpara siempre encendida, enrojecía y embellecía sus labios, mejillas y lengua con la púrpura de la sangre del verdadero y divino Cordero, y que no dejaba de recordar y meditar continuamente la muerte de su ardiente enamorado, como si la tuviera presente ante sus ojos.

De este modo, su mística vestidura es un testimonio que habla por sí mismo a todas las generaciones futuras, ya que lleva en sí la marca indeleble de la sangre de Cristo, de la que está impregnada, como también la blancura resplandeciente de su virginidad.

Águeda hizo honor a su nombre, que significa «buena»; ella fue en verdad buena por su identificación con el mismo Dios; fue buena para su divino Esposo y lo es también para nosotros, ya que su bondad provenía del mismo Dios, fuente de todo bien.

En efecto, ¿cuál es la causa suprema de toda bondad, sino aquel que es el sumo bien? Por esto, difícilmente hallaríamos algo que mereciera, como Águeda, nuestros elogios y alabanzas.

Águeda, buena de nombre y por sus hechos; Águeda, cuyo nombre indica de antemano la bondad de sus obras maravillosas, y cuyas obras corresponden a la bondad de su nombre; Águeda, cuyo solo nombre es un estímulo para que todos acudan a ella, y que nos enseña también con su ejemplo a que todos pongamos el máximo empeño en llegar sin demora al bien verdadero, que es sólo Dios.

RESPONSORIO

R. Con la ayuda del Señor, le seré siempre fiel, cantando sus alabanzas; * él me ha salvado y me ha dado la paz.
V. El Señor ha conservado a su sierva libre de toda mancha y me ha unido a él, movido por su misericordia.

R. Él me ha salvado y me ha dado la paz. ORACIÓN.
OREMOS,

Que nos alcancen tu perdón, Señor, las súplicas de santa Águeda, ella que tanto te agradó por el resplandor de su virginidad y por la fortaleza de su martirio. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

LAUDES

(Oración de la mañana)

INVITATORIO

(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

Himno: PALABRA DEL SEÑOR YA RUBRICADA

Palabra del Señor ya rubricada
es la vida del mártir ofrecida como prueba fiel de que la espada no puede ya truncar la fe vivida.

Fuente de fe y de luz es su memoria,
coraje para el justo en la batalla
del bien, de la verdad, siempre victoria
que, en vida y muerte, el justo en Cristo halla.

Martirio es el dolor de cada día,
si en Cristo y con amor es aceptado, fuego lento de amor que, en la alegría de servir al Señor, es consumado.

Concédenos, oh Padre, sin medida,
y tú, Señor Jesús crucificado,
el fuego del Espíritu de vida
para vivir el don que nos has dado. Amén.

SALMODIA
Ant 1. A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.

Salmo 5, 2-10. 12-13 – ORACIÓN DE LA MAÑANA DE UN JUSTO PERSEGUIDO

Señor, escucha mis palabras, atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio, Rey mío y Dios mío.

A ti te suplico, Señor;
por la mañana escucharás mi voz, por la mañana te expongo mi causa, y me quedo aguardando.

Tú no eres un Dios que ame la maldad,

ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia.

Detestas a los malhechores, destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero lo aborrece el Señor.

Pero yo, por tu gran bondad, entraré en tu casa,
me postraré ante tu templo santo con toda reverencia.

Señor, guíame con tu justicia, porque tengo enemigos; alláname tu camino.

En su boca no hay sinceridad,
su corazón es perverso;
su garganta es un sepulcro abierto, mientras halagan con la lengua.

Que se alegren los que se acogen a ti, con júbilo eterno;
protégelos, para que se llenen de gozo los que aman tu nombre.

Porque tú, Señor, bendices al justo, y como un escudo lo rodea tu favor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz. Ant 2. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre glorioso.
Cantico: SÓLO A DIOS HONOR Y GLORIA 1Cro 29, 10-13

Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel, por los siglos de los siglos.

Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra, tú eres rey y soberano de todo.

De ti viene la riqueza y la gloria,
tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,

tú engrandeces y confortas a todos.

Por eso, Dios nuestro, nosotros te damos gracias, alabando tu nombre glorioso.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre glorioso.
Ant 3. Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
Salmo 28 – MANIFESTACIÓN DE DIOS EN LA TEMPESTAD.

Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor, aclamad la gloria del nombre del Señor, postraos ante el Señor en el atrio sagrado.

La voz del Señor sobre las aguas,
el Dios de la gloria hace oír su trueno, el Señor sobre las aguas torrenciales.

La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica,
la voz del Señor descuaja los cedros,
el Señor descuaja los cedros del Líbano.

Hace brincar al Líbano como a un novillo, al Sarión como a una cría de búfalo.

La voz del Señor lanza llamas de fuego, la voz del Señor sacude el desierto,
el Señor sacude el desierto de Cadés.

La voz del Señor retuerce los robles,
el Señor descorteza las selvas.
En su templo un grito unánime: ¡Gloria!

El trono del Señor está encima de la tempestad, el Señor se sienta como rey eterno.
El Señor da fuerza a su pueblo,
el Señor bendice a su pueblo con la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.

LECTURA BREVE 2Co 1, 3-5

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios. Porque si es cierto que los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo rebosa nuestro consuelo.

RESPONSORIO BREVE
V. El Señor es mi fuerza y mi energía.

R. El Señor es mi fuerza y mi energía. V. Él es mi salvación.

R. Y mi energía.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. El Señor es mi fuerza y mi energía. CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Contenta y alegre, se dirigía Águeda a la cárcel, como invitada a bodas, y encomendaba al Señor su combate, con oración ferviente.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Lc 1, 68-79

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Contenta y alegre, se dirigía Águeda a la cárcel, como invitada a bodas, y encomendaba al Señor su combate, con oración ferviente.

PRECES

Celebremos, amados hermanos, a Jesús, el testigo fiel, y al recordar hoy a los santos mártires sacrificados a causa de la palabra de Dios, aclamémosle diciendo:

Nos has comprado, Señor, con tu sangre.

Por la intercesión de los santos mártires que entregaron libremente su vida como testimonio de la fe,
concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.

Por la intercesión de los santos mártires que proclamaron la fe hasta derramar su sangre,
concédenos, Señor, la integridad y constancia de la fe.

Por la intercesión de los santos mártires que soportando la cruz siguieron tus pasos,
concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.

Por la intercesión de los santos mártires que blanquearon su manto en la sangre del Cordero,
concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Dirijamos ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:

Padre nuestro…

ORACION

Que nos alcancen tu perdón, Señor, las súplicas de santa Águeda, ella que tanto te agradó por el resplandor de su virginidad y por la fortaleza de su martirio. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

HORA TERCIA

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA

El trabajo, Señor, de cada día
nos sea por tu amor santificado, convierte su dolor en alegría
de amor, que para dar tú nos has dado.

Paciente y larga es nuestra tarea
en la noche oscura del amor que espera; dulce huésped del alma, al que flaquea dale tu luz, tu fuerza que aligera.

En el alto gozoso del camino,
demos gracias a Dios, que nos concede
la esperanza sin fin del don divino;
todo lo puede en él quien nada puede. Amén.

SALMODIA
Ant 1. Llamé, y él me respondió. Salmo 119 – DESEO DE LA PAZ

En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos, de la lengua traidora.

¿Qué te va a dar o a mandar Dios, lengua traidora?
Flechas de arquero, afiladas
con ascuas de retama.

¡Ay de mí, desterrado en Masac, acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo

con los que odian la paz; cuando yo digo: «Paz», ellos dicen: «Guerra».

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Llamé, y él me respondió.
Ant 2. El Señor guarda tus entradas y salidas. Salmo 120 – EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.

Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.

El Señor te guarda a su sombra, está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.

El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas, ahora y por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor guarda tus entradas y salidas. Ant 3. Me he alegrado por lo que me dijeron. Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN

¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus,

las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios.»

Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Me he alegrado por lo que me dijeron.

LECTURA BREVE Rm 13, 8. 10

No tengáis deuda con nadie, a no ser en amaros los unos a los otros. Porque quien ama al prójimo ya ha cumplido la ley. La caridad no hace nada malo al prójimo. Así que amar es cumplir la ley entera.

V. No rechaces a tu siervo, que tú eres mi auxilio. R. No me abandones, Dios de mi salvación.

ORACIÓN

OREMOS,
Padre óptimo, Dios nuestro, tú has querido que los hombres trabajemos de tal modo, que, cooperando unos con otros, alcancemos éxitos cada vez mejor logrados; ayúdanos, pues, a vivir en medio de nuestros trabajos, sintiéndonos siempre hijos tuyos y hermanos de todos los hombres. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

HORA SEXTA

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: TE ESTÁ CANTANDO EL MARTILLO

Te está cantando el martillo y rueda en tu honor la rueda. Puede que la luz no pueda librar del humo su brillo. ¡Qué sudoroso y sencillo
te pones a mediodía,
Dios de esta dura porfía
de estar sin pausa creando, y verte necesitando
del hombre más cada día!

Quien diga que Dios ha muerto que salga a la luz y vea
si el mundo es o no tarea
de un Dios que sigue despierto. Ya no es su sitio el desierto

ni en la montaña se esconde; decid, si preguntan dónde,
que Dios está -sin mortaja-
en donde un hombre trabaja
y un corazón le responde. Amén.

SALMODIA
Ant 1. La ley del Señor alegra el corazón y da luz a los ojos. Salmo 18 B – HIMNO A DIOS, AUTOR DE LA LEY

La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante;

los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos;

la voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos;

más preciosos que el oro, más que el oro fino;
más dulces que la miel de un panal que destila.

Aunque tu siervo vigila
para guardarlos con cuidado, ¿quién conoce sus faltas? Absuélveme de lo que se me oculta.

Preserva a tu siervo de la arrogancia, para que no me domine:
así quedaré libre e inocente
del gran pecado.

Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón, Señor, roca mía, redentor mío.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. La ley del Señor alegra el corazón y da luz a los ojos.
Ant 2. Se levantará el Señor para regir a los pueblos con justicia. Salmo 7 I – ORACIÓN DEL JUSTO CALUMNIADO

Señor, Dios mío, a ti me acojo,
líbrame de mis perseguidores y sálvame, que no me atrapen como leones
y me desgarren sin remedio.

Señor, Dios mío: si soy culpable,
si hay crímenes en mis manos,
si he causado daño a mi amigo,
si he protegido a un opresor injusto,
que el enemigo me persiga y me alcance, que me pisotee vivo por tierra, apretando mi vientre contra el polvo.

Levántate, Señor, con tu ira,
álzate con furor contra mis adversarios, acude a defenderme
en el juicio que has convocado.
Que te rodee la asamblea de las naciones, y pon tu asiento en lo más alto de ella.
El Señor es juez de los pueblos.

Júzgame, Señor, según mi justicia, según la inocencia que hay en mí.

Cese la maldad de los culpables,
y apoya tú al inocente,
tú que sondeas el corazón y las entrañas, tú, el Dios justo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Se levantará el Señor para regir a los pueblos con justicia. Ant 3. Dios, juez justo, salva a los rectos de corazón.
Salmo 7 II

Mi escudo es Dios,
que salva a los rectos de corazón. Dios es un juez justo,
Dios amenaza cada día:
si no se convierten, afilará su espada, tensará el arco y apuntará.
Apunta sus armas mortíferas, prepara sus flechas incendiarias.

Mirad: el enemigo concibió el crimen, está preñado de maldad,
y da a luz el engaño.
Cavó y ahondó una fosa,

caiga en la fosa que hizo;
recaiga su maldad sobre su cabeza, baje su violencia sobre su cráneo.

Yo daré gracias al Señor por su justicia, tañendo para el nombre del Señor altísimo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dios, juez justo, salva a los rectos de corazón.

LECTURA BREVE St 1, 19-20. 26

Sea todo hombre pronto para escuchar, tardo para hablar, remiso para la cólera. El hombre encolerizado no obra lo que agrada a Dios. Quien piensa que sirve a Dios y no refrena su lengua se engaña a sí mismo. No vale nada su religión.

V. Bendigo al Señor en todo momento. R. Su alabanza está siempre en mi boca.

ORACIÓN

OREMOS,
Señor, tú eres el dueño de la viña y de los sembrados, tú el que repartes las tareas y distribuyes el justo salario a los trabajadores: ayúdanos a soportar el peso del día y el calor de la jornada sin quejarnos nunca de tus planes. Por Cristo, nuestro Señor.
Amén.

CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

HORA NONA

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE

Fundamento de todo lo que existe, de tu pueblo elegido eterna roca,
de los tiempos Señor, que prometiste dar tu vigor al que con fe te invoca.

Mira al hombre que es fiel y no te olvida, tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para amarte y servirte en esta vida
y gozarte después de santa muerte.

Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa
en este atardecer que se avecina, serena claridad y dulce brisa
será tu amor que todo lo domina. Amén.

SALMODIA
Ant 1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. Salmo 125 – DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.» El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.

Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando, trayendo sus gavillas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. Ant 2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad. Salmo 126 – EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores: ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos; una recompensa es el fruto de las entrañas: son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

Ant 3. Dichoso el que teme al Señor.

Salmo 127 – PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

¡Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos!

Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda, en medio de tu casa;

tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos. ¡Paz a Israel!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dichoso el que teme al Señor.

LECTURA BREVE 1Pe 1, 17-19

Tomad en serio vuestro proceder en esta vida. Ya sabéis con qué os rescataron, no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el cordero sin defecto ni mancha.

V. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí. R. En la asamblea te bendeciré, Señor.

ORACIÓN

OREMOS,
Tú nos has convocado, Señor, en tu presencia en esta misma hora en que los apóstoles subían al templo para la oración de la tarde: concédenos que las súplicas que ahora te dirigimos en nombre de Jesús, tu Hijo, alcancen la salvación a cuantos lo invocan. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios.

VÍSPERAS

(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: OH DIOS, QUE ERES EL PREMIO

Oh Dios, que eres el premio, la corona y la suerte de todos tus soldados, líbranos de los lazos de las culpas
por este mártir a quien hoy cantamos.

El conoció la hiel que está escondida en la miel de los goces de este suelo, y, por no haber cedido a sus encantos, está gozando los del cielo eterno.

Él afrontó con ánimo seguro
lo que sufrió con varonil coraje,
y consiguió los celestiales dones
al derramar por ti su noble sangre.

Oh piadosísimo Señor de todo,
te suplicamos con humilde ruego
que, en el día del triunfo de este mártir, perdones los pecados de tus siervos.

Gloria eterna al divino Jesucristo,
que nació de una Virgen impecable,
y gloria eterna al Santo Paracleto,
y gloria eterna al sempiterno Padre. Amén.

SALMODIA
Ant 1. El Señor se complace en los justos. Salmo 10 – EL SEÑOR ESPERANZA DEL JUSTO

Al Señor me acojo, ¿por qué me decís: «escapa como un pájaro al monte, porque los malvados tensan el arco, ajustan las saetas a la cuerda,

para disparar en la sombra contra los buenos? Cuando fallan los cimientos,

¿qué podrá hacer el justo?»

Pero el Señor está en su templo santo, el Señor tiene su trono en el cielo;
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres.

El Señor examina a inocentes y culpables,
y al que ama la violencia él lo detesta.
Hará llover sobre los malvados ascuas y azufre, les tocará en suerte un viento huracanado.

Porque el Señor es justo y ama la justicia: los buenos verán su rostro.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor se complace en los justos.

Ant 2. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Salmo 14 – ¿QUIÉN ES JUSTO ANTE EL SEÑOR?

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda y habitar en tu monte santo?

El que procede honradamente y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua,

el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor,

el que no retracta lo que juró
aún en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.

El que así obra nunca fallará.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Ant 3. Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.

Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN – Ef 1, 3-10

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

El nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,

que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, las del cielo y las de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.

LECTURA BREVE 1Pe 4, 13-14

Queridos hermanos: Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, para que, cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, dichosos vosotros: porque el Espíritu de la gloria, el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros.

RESPONSORIO BREVE

V. Oh Dios, nos pusiste a prueba, pero nos has dado respiro. R. Oh Dios, nos pusiste a prueba, pero nos has dado respiro.

V. Nos refinaste como refinan la plata. R. Pero nos has dado respiro.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Oh Dios, nos pusiste a prueba, pero nos has dado respiro.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Señor Jesús, maestro bueno, te doy gracias por que me has hecho vencer los tormentos de mis verdugos; haz, Señor, que llegue felizmente a la felicidad de tu reino eterno.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Señor Jesús, maestro bueno, te doy gracias por que me has hecho vencer los tormentos de mis verdugos; haz, Señor, que llegue felizmente a la felicidad de tu reino eterno.

PRECES

En esta hora en la que el Señor, cenando con sus discípulos, presentó al Padre su propia vida que luego entregó en la cruz, aclamemos al Rey de los mártires, diciendo:

Te glorificamos, Señor.

Te damos gracias, Señor, principio, ejemplo y rey de los mártires, porque nos amaste hasta el extremo.

Te damos gracias, Señor, porque no cesas de llamar a los pecadores arrepentidos
y les das parte en los premios de tu reino.

Te damos gracias, Señor, porque hoy hemos ofrecido, como sacrificio para el perdón de los pecados,
la sangre de la alianza nueva y eterna.

Te damos gracias, Señor,
porque con tu gracia nos has dado perseverar en la fe durante el día que ahora termina.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Te damos gracias, Señor,
porque has asociado a nuestros hermanos difuntos a tu muerte.

Dirijamos ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:

Padre nuestro…

ORACION

Que nos alcancen tu perdón, Señor, las súplicas de santa Águeda, ella que tanto te agradó por el resplandor de su virginidad y por la fortaleza de su martirio. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

COMPLETAS

(Oración antes del descanso nocturno)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

EXAMEN DE CONCIENCIA

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE

Cuando la luz del sol es ya poniente, gracias, Señor, es nuestra melodía; recibe, como ofrenda, amablemente, nuestro dolor, trabajo y alegría.

Si poco fue el amor en nuestro empeño de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un sueño tu gran amor que todo lo engrandece.

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día, concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día. Amén.

SALMODIA
Ant 1. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.
Salmo 85 – ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES.

Inclina tu oído, Señor; escúchame, que soy un pobre desamparado; protege mi vida, que soy un fiel tuyo; salva a tu siervo, que confía en ti.

Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor, que a ti te estoy llamando todo el día;

alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti;

porque tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.

En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor, ni hay obras como las tuyas.

Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor; bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas; tú eres el único Dios.»

Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad; mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.

Te alabaré de todo corazón, Dios mío; daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu grande piedad para conmigo, porque me salvaste del abismo profundo.

Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí, una banda de insolentes atenta contra mi vida, sin tenerte en cuenta a ti.

Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.

Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen, porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.
LECTURA BREVE 1Ts 5, 9-10
Dios nos ha puesto para obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo,

que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él.

RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. V. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32

Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

ORACION

OREMOS,
Concede, Señor, a nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la simiente del reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca y germine para la cosecha de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

BENDICIÓN

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

Madre del Redentor, Virgen fecunda, puerta del cielo siempre abierta, estrella del mar,

ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra, engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.

Deja el primer comentario